Rey Andrágoras llega a Peshawar y asume de inmediato el mando del ejército. Arslan se ordenó salir de Peshawar sin sus aliados, y no volvió hasta que ha reunido un ejército de cincuenta mil soldados, una tarea aparentemente imposible que equivale al exilio. Disgustado por la naturaleza injusta del mandato real, amigos y asesores de Arslan desafían Andrágoras para acompañar al príncipe en su viaje.