El recaudador de impuestos del Rey y su sobrino son detenidos por conspiradores, mientras se dirigían a Los Ángeles. Los conspiradores amenazan a los hombres a menos que cooperen, luego confiscan los documentos oficiales de Morales. Los forajidos luego le dicen que regrese a la capital o matarán a su sobrino, Domingo, a quien mantienen como rehén y, después de que se vaya, se ve a Domingo como miembro de la conspiración criminal. Una vez que Azuela se ha consolidado como agente del Rey, comienza a cobrar una serie de impuestos altos y crueles. Un sargento García reacio no tiene otra alternativa que seguir las órdenes de Azuela, y pronto muchos de los aldeanos están en la cárcel.