Mientras cumple su servicio a la comunidad ordenado por el juez, Homer se hace amigo de su supervisor, el Jefe Wiggum, tras ofrecerle uno de sus sándwiches. Emocionado por su amabilidad, Wiggum asigna al resto de reclusos tareas desagradables, pero permite que Homer se una a él en la mesa de picnic. Su amistad continúa creciendo, pero cuando el Jefe resulta herido durante un chapucero atraco al banco, Homer no aparece cuando Wiggum más le necesita.