En Tel Aviv, Anton Zagury, una figura destacada del crimen organizado con la que Simon está en contacto, acepta actuar como informador a cambio de un acuerdo fiscal con las autoridades francesas. Attias, Fitous y Bouli siguen recaudando millones. El fraude corre el riesgo de descontrolarse. Simon regresa a Francia para alertar a las autoridades, que hacen oídos sordos. Pero en Tel Aviv, su informador se ha puesto en contacto con los estafadores.