En los días más oscuros de la Segunda Guerra Mundial, San Pedro estaba envuelto por la sombra de la esvástica. Pero incluso mientras el Führer lo rodeaba, el Papa estaba tramando una contraofensiva secreta. El Pontífice Pío XII en tiempos de guerra ha sido ridiculizado por su silencio público sobre el Holocausto. Pero la evidencia sugiere que su silencio pudo haber sido un subterfugio.