Estamos en Queens, Nueva York. Huérfano y víctima del bullying de sus compañeros, Milo se refugia en su interés por un mundo, el de los vampiros, que no le es precisamente ajeno. The Transfiguration tiene mucho que ver con la sutileza de Déjame entrar: es una película que emergió de la nada para convertirse en una de las revelaciones del pasado Festival de Cannes.