La cruzada que llevó a cabo en el Norte de África el rey Don Sebastián de Portugal, contó con la oposición de su tío Felipe II (1559-1598) e incluso del papa. La aventura acabó con la trágica muerte del joven en la batalla de Alcazarquivir (1578), gracias a lo cual Felipe II ocupó el trono portugués y se hizo realidad el sueño de la Unión Ibérica.